Una vía de escape, una válvula de escape o incluso la necesidad de cuidarse: la pandemia ha ido de la mano de un crecimiento exponencial de la medicina estética y los llamados «bodycare». A pesar del Covid, o quizás precisamente por eso, en 2020 las solicitudes de tratamientos de belleza crecieron exponencialmente.
Los datos, tanto italianos como internacionales, hablan por sí solos. La Sociedad Estadounidense de Medicina Estética ha informado de un aumento del 64 % en las solicitudes de sesiones de evaluación durante los meses de confinamiento para identificar el tratamiento que se puede realizar una vez que se levanten las restricciones. Una cifra similar ha sido observada por médicos de la Asociación Británica de Medicina Estética, quienes reportan un aumento del 70% en las solicitudes de consulta. Italia no se desvía de la tendencia y registró un repunte del 25% respecto a 2019.
Un mundo que por tanto se centra en la estética y el autocuidado, los tratamientos van en aumento pero ¿cómo actuar para seleccionar el tratamiento corporal adecuado y tener resultados claramente visibles y controlables en el tiempo?
A través de la termografía de contacto, la herramienta de análisis de celulitis y adiposidad que permite detectar los primeros estadios de la celulitis, incluso cuando aún no es visible a simple vista.
Consiste en placas termográficas de cristal líquido que, en contacto con la piel, detectan problemas de microcirculación subcutánea.
Es la herramienta que te permite detectar el estado de la celulitis o adiposidad y monitorear su evolución en el tiempo.